martes, 19 de enero de 2010

EDITORIALES HUESPEDES

EDITORIALES HUESPEDES

MARTES 19 DE ENERO

DE LA INFORMACION DE SANTIAGO

Editorial
La lucha hegemónica: Nuevo drama haitiano
La solidaridad dominicana y mundial se ha manifestado a favor de la causa haitiana. Sin embargo, el espacio haitiano, desolado por la destrucción y la muerte, parece que también será objeto, junto a la ayuda “humanitaria,” del juego de los poderes hegemónicos.

Hacia Haití está concurriendo la ayuda de los países de la Unión Europea, los EEUU, algunos de Asia, varios de América Latina, entre los cuales destacan Brasil, Venezuela, Cuba, Argentina, Méjico, Colombia y por su puesto Dominicana, además de la solidaridad expresada por los demás países del área.

La ausencia material de un gobierno haitiano en capacidad de coordinar el esfuerzo de socorro y de reconstrucción, ha puesto en evidencia la tentación por la hegemonía que parece animar a los EEUU.

Mientras todos los países se volcaron en ayuda de socorro, lo primero que llegó de USA fue CNN cargada de la más alta tecnología no para enfrentar el desastre sino para asegurar el monopolio de la transmisión de informaciones de cobertura internacional. Lo segundo que llevó fue una fuerza de ocupación militar de más de dos mil marines que inmediatamente ocuparon y controlaron militarmente el aeropuerto y la entrada al desolado país.

La situación inmediatamente se tradujo en dificultades para que los demás países pudieran llegar con sus cargamentos de ayuda y pudieran distribuirla entre la población necesitada. La propia ayuda dominicana en materia de restablecimiento de la red eléctrica haitiana dispuesta por el presidente Fernández se vio obstaculizada en las gestiones iniciales.

Las contrariedades entre las fuerzas militares de ocupación norteamericana y de las Naciones Unidas de la Minustah se hicieron evidentes, todo lo cual provocó la reacción crítica de Francia, Venezuela y Brasil. En Haití se podría replicar Honduras.

La lucha por la hegemonía será el problema quizás más dramático, mucho más complicado que la propia acción de socorro y de reconstrucción de Haití.

La coordinación de la ayuda

Colombia ha lanzado una interesante iniciativa para una mejor coordinación de la ayuda internacional en Haití. Se trata de que las labores de socorro se zonifiquen por países, de manera que se reduzcan o eliminen las trabas burocrática-militares.

En lo que respecta a las fuerzas militares de otros países que cooperen, las mismas deben estar bajo el absoluto dominio de las Naciones Unidas a través de la Minustah cuyos mandos hay que restablecerlos urgentemente.

Por último, las actividades de reconstrucción de Haití, distinto a la tarea de socorro a la población afectada, debe ser una responsabilidad del G-8 o el G-20 tal como lo ha insinuado el Presidente Obama, y Dominicana pudiera ser plataforma-puente para esa cooperación. Así lo debe ofrecer el Presidente.


DE EL CARIBE

Por Haití
La reunión celebrada ayer en Santo Domingo entre representantes de gobiernos y organismos multilaterales contribuyó a afianzar iniciativas de ayuda coordinada para el despegue definitivo de Haití.

Testimonios y declaraciones emitidas por los participantes permitieron determinar que existe clara conciencia de que, tras la ayuda humanitaria y de emergencia, lo que se impone es un programa de recuperación de largo alcance.

El presidente René Préval pidió a las naciones desarrolladas concertar un programa de asistencia que permita a Haití sentar las bases para su desarrollo económico y productivo.

Las palabras del mandatario haitiano fueron claras y muy ilustrativas, ya que coincidió con planteamientos formulados en sectores dominicanos, al decir que “el temblor de tierra hizo daño, pero ya Haití tenía problemas estructurales, necesitamos una ayuda más allá de los millones que se recauden, necesitamos un plan a largo plazo”.

Tras la tragedia provocada por el devastador terremoto, esta es la idea de mayor trascendencia y de materializarse con acciones concretas y sostenidas, permitirá a los haitianos salir de su secular atraso como la nación más pobre del hemisferio.

Claro está que mientras un proyecto de esta envergadura se ejecuta, con la gradualidad y el tiempo que requiere, Haití necesitará seguir recibiendo asistencia de la comunidad internacional para la subsistencia de su pueblo.

Pero alienta que esta vez las naciones ricas están dispuestas a ir mucho más lejos, lo que quedó evidenciado con la creación de un “Comité coordinador para el desarrollo de Haití” y el anuncio de un plan de desarrollo a cinco años con una inversión de diez mil millones de dólares.

Igualmente alentadora es la declaración del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, de que ese organismo está dispuesto a contemplar un paquete de ayuda mucho más ambicioso en favor de Haití y de su pueblo.

La República Dominicana deberá también jugar un rol de facilitador e impulsor de este proyecto, como lo ha hecho con prontitud y de forma eficiente en la ayuda humanitaria en medio de la desgarradora tragedia haitiana.

DE EL NUEVO DIARIO

Mirar al futuro



Persio Maldonado
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Haití ha sido sin duda la tragedia más espantosa que ha sufrido toda nuestra isla a lo largo de la historia. Esta situación ha provocado la reacción de todo el mundo con signos muy alentadores.
Este lunes se ha celebrado un evento “Unidos por un Mejor Futuro para Haití” que se ha considerado como pre mundial para una conferencia en que se discuta un plan de reconstrucción para ese país. Este evento ha tenido lugar en el Palacio Nacional, en la República Dominicana, con la participación del Presidente de la República de Haití, René Preval, y a iniciativa del Presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández Reyna, representantes de los países miembros del CARICOM, OEA, de Canadá, España, Estados Unidos, Brasil, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea y el Banco Mundial.
Esta reunión ha tenido como objetivo procurar convertir esta tragedia en una oportunidad para elaborar un plan de reconstrucción para Haití. Aquí ha quedado formado un comité de coordinación creado a tal efecto y formado por Haití, República Dominicana, CARICOM, Naciones Unidas, Unión Europea, Organización de Estados Americanos, Grupo de Río, Estados Unidos, México, Canadá, Brasil y el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, que se ocupará de la organización de dicha conferencia que celebrará su primera reunión el 25 de enero en curso, en Canadá.
Se ha acordado celebrar esa conferencia en la República Dominicana, convocada por la Unión Europea. También se ha acordado que esa coordinación quede en nuestro país.
Creemos que vamos bien, y ya han comenzado a surgir fórmulas, como por ejemplo que el Club de París libere la deuda de América Latina para crear un fondo a favor de Haití.


DE EL PERIODICO HOY

Denegación de justicia
La sociedad dominicana tiene motivos para estar conturbada, justificadamente indignada. Le ha sido denegada la justicia de una manera escandalosa y brutal. Sentencias emitidas por dos jueces disponiendo la excarcelación de varios acusados de asesinatos por encargo, una figura que anda por los techos de gravedad del homicidio voluntario, representan una grosera denegación de la justicia que todos esperaban.
En estas dos sentencias parece haber mediado la asechanza. La atención del país estaba enfocada hacia el drama humano en Haití, y esa fue la circunstancia aprovechada por dos jueces para dejar en libertad a nueve acusados de la ejecución de doce personas y otro inculpado por el asesinato de un ciudadano español. Hay, sin duda, una grosera denegación de la justicia que la sociedad dominicana esperaba ver actuar para dejar esclarecidos los crímenes que motivaron las acusaciones.
Uno de los riesgos de sentencias de esta catadura es que desestimulan a esforzados investigadores policiales que dedicaron tiempo y capacidad para establecer las presuntas responsabilidades por estos crímenes. Bien ha hecho el Procurador General de la República en disponer la apelación de estas sentencias. Y alguna otra instancia con facultades para hacerlo debería ocuparse de revisar la conducta de estos jueces.
Liderazgo indelegable
La República Dominicana tiene toda a autoridad moral para liderar la gestión de un compromiso multinacional ayudar a Haití a enfrentar la coyuntura actual y forjar un porvenir desarrollista. Lo primero es que siempre nos ha tocado cargar con una parte considerable de los problemas haitianos, y ahí está la inmigración furtiva para confirmarlo. Lo segundo es que, probablemente, cuando se diluya la emotividad de la tragedia, muchos países se olvidarán de que Haití existe, pero nosotros estaremos indisolublemente al lado.
Una realidad incuestionable es que nunca hemos podido con toda la carga de problemas de nuestro vecino, y mucho menos ahora, cuando se necesita multiplicar recursos y esfuerzos para cambiar la dramática realidad en que el terremoto ha sumido a Haití. En esa virtud, el Presidente Leonel Fernández ha hecho lo correcto en convocar a este compromiso multinacional para impulsar cambios en el pueblo haitiano.


DE EL DIARIO LIBRE
Piénsenlo mejor
La República Dominicana, en su afán de ayudar en todo lo que pueda al sufrido pueblo haitiano, está ofreciendo un contingente de soldados para sumarse a la Minustah, mientras dure esta situación. Puede ser mala idea.

Por más calificaciones que tengan los soldados dominicanos, su presencia allí puede causar problemas con elementos radicales de esa nación. Bastará que un soldado de esos hiera o mate a un haitiano, para que toda la buena voluntad que se ha ganado se pierda en ese instante.

Además, esos soldados podrían estar expuestos a la venganza de elementos radicales. Si matan uno de esos soldados, ¿cuál será la reacción de nuestro pueblo?

Hasta ahora lo estamos haciendo muy bien y todo el mundo lo reconoce. No arriesguemos lo logrado con una aventura que no va a aportar nada a lo ya hecho. Fuertes contingentes de tropas de otras naciones hermanas están en camino para Haití o están llegando. Dejémosle a ellas la tarea.

Nuestros soldados están mejor de este lado de la frontera.


DE EL NACIONAL

Exceso
Como exageración o exceso de celos puede calificarse la denuncia del presidente venezolano, Hugo Chávez, de que Estados Unidos aprovecharía la tragedia de Haití para ocupar militar e indefinidamente su territorio.
Es verdad que Washington anunció el envío de diez mil tropas a Puerto Príncipe, pero hay que suponer que ese contingente se pondrá a la orden de Naciones Unidas (ONU) en la tarea de auxilio, rescate y coordinación de la asistencia internacional.
Actúan en reemplazo del Ejército y la Policía de Haití que los mismos Estados Unidos desbarataron para tumbar el gobierno constitucional de Jean Bertrand Aristide.
Ya antes, el secretario de Cooperación de Francia, Alain Joyandet, reclamó a la ONU que precise el papel estadounidense en Haití, al considerar que ha asumido la jefatura de la coordinación de la ayuda a los damnificados.
El ministro francés admitió posteriormente que la coordinación franco americana se efectúa de la mejor manera posible.
A causa de un absoluto vacío de poder, Haití está sumido hoy en situación de caos y anarquía, cuyo control estaría a cargo de la Misión Militar de la ONU, (Minustah), cuya jefatura recae sobre Brasil.
Estados Unidos está en obligación de definir el papel del contingente militar que ha enviado a Haití, aunque de antemano debía descartarse que su objetivo sea la ocupación militar de Haití con fines de dominio colonial.
No debería causar mayores preocupaciones el evidente forcejeo entre gobiernos que aspiran a que sus ofertas de asistencia lleguen cuanto antes al devastado Haití.
Se censura, por ejemplo, que personal estadounidense haya asumido el control del aeropuerto de Puerto Príncipe, pero hay que señalar que el gobierno local no tendría la mínima capacidad para operar esa terminal que a causa del desastre ha triplicado el número de aviones que aterrizan en su pista.
El Gobierno dominicano ha concedido permiso a Estados Unidos para operar el aeropuerto de Barahona, que servirá como terminal de descarga de alimentos y equipos consignados a Haití. Ese control foráneo no significa en modo alguno renuncia al fuero soberano. Ojalá esta pesadilla pase pronto.


DE EL LISTIN DIARIO

La Cumbre sobre el futuro de Haití
El mundo ha mostrado gran sensibilidad frente a la tragedia haitiana y hasta el momento se ha volcado en significativas ayudas para restablecer la normalidad de vida allí.
La tarea de reconstrucción tiene un horizonte demasiado largo. Y esto lo acaban de columbrar líderes caribeños y delegados de otros países que ayer se reunieron en esta capital con el firme propósito de motorizar el proceso de rehabilitación del destruido país.
Haití estaba comenzando a sentar las bases para intentar salir de algunos problemas, pero el terremoto lo ha malogrado todo.
¿Qué significa reconstruir Haití?
Por supuesto que no una simple reedificación de sedes gubernamentales o de instituciones emblemáticas. La reconstrucción debe ser algo más: un proceso para reactivar la economía, estimular la producción y organizar su comercio nacional e internacional, crear empleos, y definitivamente invertir lo máximo en educación.
La población ha quedado traumatizada porque ha perdido lo poco que tenía. La prioridad es alimentar, vestir y dar techo, pero a largo plazo hay que pensar en las prioridades rezagadas que han convertido a Haití en el país más pobre del continente.
No es un objetivo fácil. Ojalá que el entusiasmo por la ayuda y los compromisos que se han asumido en la mini-cumbre de ayer en Palacio no sean pasajeros y que no tengamos que presenciar con dolor y desaliento que, a la vuelta de poco tiempo, aminore ese interés y entonces Haití quede abandonada a un destino incierto, como ha sido el suyo, antes y ahora.