domingo, 20 de septiembre de 2009

CAPACIDAD ELECTRICA

La familia y la industria dominicana tienen un gran dominio de la cultura de los apagones, podría decirse que se armado de un espíritu de agresividad contra los apagones. Cuando un dominicano escucha hablar de lámpara, vela, inversor, planta eléctrica automáticamente el dominicano promedio piensa en APAGONES y el índice acusador apunta directamente hacia la cabeza del gobierno. Hoy día EL COMESOLO MAYOR, quien ha prometido cada día de sus tres gobiernos lo solución del problema eléctrico, pero cada día se pone más dificil, más obscuro y más caro.

En los tiempos de Balaguer Los Mina y San Pedro de Macorís se llenaron de plantas eléctricas de emergencia que operaban que operaban con gas como combustible, pero solo podían operar en las horas picos porque eran plantas de emergencia y se operaban mas del tiempo indicando en el manual corrían el riesgo de que dañaran y perdían la garantía.

Como solución definitiva Balaguer pensó en zona Itabo y en la producción hidroeléctrica, pero con su salida del poder en 1978 todo se vino a pique, aunque dejo los fondos necesarios y creó una especie de ONG para la construcción de las presas de Rincón y Hatillo, a cuyo cargo quedo el general Imbert Barrera y quien cumplió la encomienda de Balaguer.

Cuando las plantas y distribuidoras eléctricas eran propiedad del Estado no había suficiente capacidad de producción. Después que la propiedad de las plantas eléctricas se hizo mixta la capacidad de producción eléctrica instalada supero en mucho la demanda de consumo de electricidad. Hasta donde se dispone de información hay plantas eléctricas cuyos administradores cobran por la capacidad de producción eléctrica instalada y producen alrededor de la mitad y hasta menos. Inclusive había una planta de electricidad en Puerto Plata y otra en San Pedro de Macorís que cobraban por su capacidad instalada y producían cero electricidad.

A los precios del petróleo del primer semestre del 2008 no todas las plantas eléctricas, se afirmaba, podían operar sin sufrir grandes pérdidas por los tipos de combustibles que consumían. Por esa razón muchas empresas que previeron esa situación entraron en un proceso de conversión a gas natural y a carbón. Hay muchas plantas que cumplieron el proceso de conversión y siguieron cobrando a las distribuidoras según los contratos antiguos y según capacidad instalada y produciendo alrededor de la mitad y hasta menos. Por ahí hay mucho hilos por donde cortar y si se hacen auditoria sobre la producción eléctrica y la facturación de la energía servida, se pondría de manifiesto un gran fraude y una gran estafa al estado, a las familias dominicanas y a la industria nacional porque se cobra por una capacidad instalada suficiente para satisfacer la demanda pero se ofrecen más horas de apagones que de horas de servicios.